El normal desarrollo exige un cambio de hospedador, por lo que los huevos, que llevan en su interior una larva doblada, salen expulsados con las mucosidades nasales, o si son deglutidos, con las heces.
En medio externo, húmedo, las larvas completan su formación dentro del huevo, y cuando son ingeridos por el hospedador intermediario, sale la larva I, que perfora el epitelio digestivo y pasa a los nódulos mesentéricos y otras vísceras (hígado, riñón) donde, por una reacción defensiva d ellos tejidos del hospedador, son encapsulados. Dentro de la cápsula se produce la primera muda perdiendo los apéndices y formándose una larva II, mayor y sin apéndices, que pasa a pupa. Sigue su crecimiento y posteriormente sufre 7 mudas más, y tras un periodo de 5 a 6 meses se convierte en ninfa infectiva que tiene dos pares de ganchos y cuerpo anillado. Esta ninfa puede vivir en el hospedador definitivo (roedor salvaje), que cuando es atrapado por un carnívoro pasa a los senos y fosas nasales de éste último. A los seis meses alcanza la madurez y las hembras comienzan a poner huevos, viviendo al menos dos años
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